Golondrinas, aviones y vencejos regresan a la Península Ibérica tras invernar en África

– La desecación de humedales y el declive de insectos amenazan sus lugares de invernada y rutas migratorias, según SEO/BirdLife

MADRID, 24 (SERVIMEDIA)

Aves migratorias como golondrinas, aviones y vencejos se encuentran ya de vuelta en la Península Ibérica después de pasar el invierno en África.

Durante el mes de marzo, la mayoría de las aves migratorias que llegan a la península están en pleno viaje. Van llegando poco a poco a sus zonas de reproducción con diferentes fechas de aparición o fenología.

Gracias a los diferentes programas de seguimiento de estas aves que desarrolla SEO/BirdLife, como Aves y Clima, eBird y Migra, se conoce con detalle estos movimientos y sus rutas migratorias a lo largo del año.

La golondrina común y el avión común ya está presente en amplias zonas de España, aunque existe una pequeña población en invierno que se concentra en el suroeste peninsular y en las zonas más cálidas de la costa mediterránea.

El flujo migratorio va penetrando desde África por la zona del estrecho de Gibraltar y las costas andaluza atlántica y mediterránea. Los valles fluviales son las autopistas que a menudo utilizan durante sus desplazamientos para alcanzar las áreas de cría. Las zonas de mayor altitud y de clima más frío y continental son las últimas en las que se detecta su presencia. Por el contrario, en las zonas más cálidas ya han iniciado la reproducción.

Análisis recientemente elaborados con el programa Aves y Clima de SEO/BirdLife muestran un freno en el adelanto en la llegada de la golondrina común en las últimas décadas.

El vencejo común, por el contrario, muestra una llegada más tardía. Aunque también hay observaciones esporádicas en invierno, a partir de la segunda quincena de marzo es cuando empieza a aparecer en zonas meridionales y de ambiente más mediterráneo y durante el mes de abril se extiende por muchas zonas urbanas.

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Además, el vencejo común posee una capacidad extraordinaria para desplazarse de unas zonas a otras y la capacidad de moverse rápidamente a grandes distancias. Aunque esta especie se posa solo para criar, también están mermando sus poblaciones y la falta de insectos puede ser una de las causas principales.

CAMBIOS FENOLÓGICOS

En los adelantos o retrasos de las llegadas de estas especies a la Península Ibérica incluye el viento, puesto que el que sopla en toda el área del Estrecho sirve de llave que cierra y abre las puertas de la llegada al continente europeo de muchas especies que utilizan el territorio español durante la reproducción.

Blas Molina, coordinador del programa Aves y Clima de SEO/BirdLife, apuntó este viernes que se está produciendo «un nuevo escenario de condiciones ambientales». «Los cambios en el clima están moldeando la migración de las aves. Pero no solo nos encontramos ante un escenario en el que están cambiando los valores que cambian el clima como la temperatura, las precipitaciones, la humedad o la insolación, sino que el efecto de la acción humana es el factor que toma más relevancia. Por ello, es conveniente hablar de cambio global», explicó.

La golondrina común, el avión común y el vencejo común muestran patrones de migración de largo alcance, es decir, que sus lugares de invernada se encuentran a largas distancias de los lugares de cría. Alcanzan zonas tan lejanas como Sudáfrica u otros países del sur del continente africano, pero como otras muchas especies que llegan en primavera para reproducirse en España también ocupan amplias zonas del Sahel (Mali, Burkina Faso, Senegal o Guinea), clave para la conservación de muchas de nuestras aves.

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RIESGOS EN RUTAS MIGRATORIAS

Por otro lado, las zonas de invernada de estas tres especies y sus rutas migratorias no están exentas de amenazas para su supervivencia. Muchas zonas de los países africanos donde pasan el invierno se ven afectadas por la desecación de humedales, ya sea por sobreexplotación de los acuíferos o por el cambio climático. Un caso muy claro es el lago Chad.

A esta pérdida de hábitat hay que sumar los incendios y quemas de vegetación de algunos lugares que sirven a estas aves como zonas de concentración de miles de ejemplares, como es el caso de las golondrinas, que se reúnen engrandes dormideros para pasar la noche. A estas amenazas se añade la progresiva falta de alimento por la disminución mundial de los insectos, que hace que estas aves insectívoras tengan menos recursos para realizar estos largos viajes.