bq-impresora-3dQueda más que claro que la generación que ahora mismo ha empezado primaria es digital. Nativos. Son capaces de hacerse con el control de un smartphone, tablet o incluso ratón antes de lo que nosotros nos hemos acostumbrado a que formen parte de nuestra vida.

Entienden lo táctil como lo común y normal, mientras que aún hay generaciones que no terminan de entender que dando a un botón se puede acceder a varios menús.

Sólo hay que echar un vistazo al colegio para ver también cómo la forma de enseñar ha cambiado. Ahora en los coles hay, entre otras cosas, pizarras digitales.

Pero la tecnología, que para ellos será una herramienta más como para una generación lo fue la enciclopedia, está continuamente en pleno cambio. Habrá que ver cómo de aquí a unos años las impresoras 3d pasan a formar parte de la anatomía del aula para enseñar, incluso mejor, algunos conceptos de la asignatura de Ciencias de la Naturaleza, de Biología o incluso de dibujo. Gran parte del esfuerzo porque así sea viene de marcas que incluso tienen sede en España, no sólo en Asia o América. Hablamos por ejemplo de BQ quien apostó desde el principio por la I+D y que ahora empieza a ver sus frutos.

No será raro que de aquí a escasos años la creación de un robot con programación forme parte del currículum escolar como ya empieza a serlo en ciertos países que están apostando por ofrecer a una generación nueva todos los entresijos de la programación para mejorar incluso su calidad de vida.

Pero sobre todo la revolución que está por llegar, aunque a las puertas, vendrá también de la mano del concepto clásico del arte. No se puede crear, programar ni diseñar sin moldes, sin inspiración y sin acudir a lo antiguo para crear el futuro.

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Queda claro que las profesiones que están por venir para esta generación aún no se han inventado. Que la universidad, al igual que el colegio, tendrá que vivir su propia revolución tecnológica para adaptar los clásicos programas de estudios a algo que aún ni siquiera concebimos.